"Porque a veces necesitamos remendar y otras, simplemente, encontrar ese botón que creiamos perdido"

lunes, 8 de noviembre de 2010

DE CÓMO UN DÍA ME LEVANTÉ DE LA CAMA Y PISÉ TIERRA FIRME

Resulta curioso como la vida a veces te lleva y te trae y, cómo en otras, te dota de una lucidez inesperada y liberadora en el momento más imprevisible.
Esto es lo que me sucedió a mi tal que un lunes por la mañana mientras oía las gotas de lluvia romper en los cristales de la ventana de mi habitación. Todavía agazapada entre las sábanas (quizás inconscientemente las tenía por mis protectoras) y con un ojo vigilante y el otro a medio abrir, una descarga de electricidad consiguió por fin encender y poner en funcionamiento eso que siempre llevé debajo del pelo y que tanto me empeñé en esconder pensando que era lo correcto. La alegría que me produjo volver a sentir sus engranajes en marcha y la potencia con que trabaja fue proporcional al entusiasmo de un niño cuando abre por primera vez un paquete de caramelos y descubre que los hay de mil formas y colores y que, cada uno de ellos, tiene un sabor distinto que lo hace diferente de los demás.
Fué entonces cuando todo empezó a cobrar sentido con una nitidez extraordinaria. Cómo despacito pero sin pausa, una imágen tras otra de lo que debía ser y no era, se sucedió en mi cabeza. ¿Por qué me empeñaba en quitarle el agua a las rosas y le daba carne a la piraña? Esta actitud tan mía terminó por parecerme una broma de mal gusto hacia mí misma y, si ni tan siquiera yo le encontraba la gracia, ¿cuál era el sentido de contarla una y otra vez?
Encima de la nube algodonosa en la que me había instalado es posible que perdiera la perspectiva de lo que es bueno y lo que es malo. Las figuras, las formas, las siluetas... desde arriba todo se ve desdibujado. Comprendí que por haber volado tan alto me había vuelto etérea, inalcanzable, abstracta pero también frágil, quebradiza y demasiado sutil.
Tropezar con una piedra la mayor de las veces es inevitable, no ver el peñón que te impide avanzar en el camino es imperdonable. Y ni tengo ganas de atravesar rocas ni de hacerme una herida en las rodillas.


3 comentarios:

  1. Mi niña,si es q te mereces lo mejor,lucha siempre x ti,x lo tuyo no para los demas.que te quiero amore.
    Me ha encantado.

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  2. Aprender de equivocarnos
    es lo más sabio. Y disfrutar del resultado es gustoso.

    Lo mejor para vos.
    Besitos.

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  3. pues yo tengo muchos rasguños...
    de ello se aprende no?
    un beso

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