"Porque a veces necesitamos remendar y otras, simplemente, encontrar ese botón que creiamos perdido"

domingo, 7 de marzo de 2010

EL CALOR DE ROMA (CONTINUACIÓN)

Tan pronto como Mariana divisó la enredadera que cubría la fachada principal del Chateau, comenzó a notar cómo algo se removía en su interior. Si le hubiesen preguntado, no habría sabido jamás como explicar la transformación que se operaba en lo más hondo de su ser con sólo poner un pie en la grandiosa Roma. Quizás tuviera algo que ver con todas las experiencias acontecidas años atrás que, la habían marcado para siempre y, seguía sin saber si para bien o para mal, ese cambio se había producido.
Bajo del coche con una elegancia innata, dejando entrever unas piernas largas y magníficamente torneadas. El color de su piel era de un níveo absolutamente perfecto cuya belleza se veía resaltada por el contraste escarlata de su pelo.
Consciente del efecto que producía en los hombres, trató de acelerar su paso lo máximo posible sin que ello le hiciese perder la aparente indiferencia que tanto le había costado conseguir. Se dirigió hacia el mostrador de madera de roble lleno de muescas que, le conferían un aspecto un tanto desvencijado, y pidió la llave de su habitación.
Mientras usaba el ascensor para subir al cuarto piso, en su cabeza un único pensamiento daba vueltas. No existía otra posibilidad, no alcanzaba a contemplar otra alternativa. Alea jacta est!- pensó. La suerte está echada. Pero, por una vez, el destino ahora se encontraba en sus manos.
Continuará......