"Porque a veces necesitamos remendar y otras, simplemente, encontrar ese botón que creiamos perdido"

martes, 16 de febrero de 2010

EL CALOR DE ROMA

Nada más llegar al aeropuerto de Ciampino a Mariana la aturdió el calor sofocante del extrarradio romano. Caminando con su pequeña maleta de ruedas que se iba encajando en las junturas de los baldosines, comenzó a notar como la magia ancestral de cada piedra la envolvía en una especie de sueño revelador.

El chófer ya la estaba esperando para llevarla directamente al Chateu , donde se alojaba siempre que visitaba la ciudad. Al entrar en el coche notó el contraste del aire acondicionado frente al bochorno de fuera y, una perla de sudor recorrió el camino que llevaba a su escote. Su pelo rojo le caía en cascada por la espalda como un manto de fuego y, ella sabía que, al mismo tiempo era su fuerza y su condena.
Mientras observaba el paisaje a través de la ventanilla pasar veloz, sus ojos almendrados se entornaban para no ver más allá de lo estrictamente permitido. Pensamientos vagabundos cruzaban su mente y evocaba una y otra vez el último encuentro. Había tomado una determinación y, ahora, estaba completemente decidida a llevarla a cabo. Esto no había hecho nada más que empezar.
Continuará......