"Porque a veces necesitamos remendar y otras, simplemente, encontrar ese botón que creiamos perdido"

domingo, 30 de mayo de 2010

EL CALOR DE ROMA (CONTINUACIÓN)

Al llegar al rellano las puertas se abrieron dejando a la vista un pasillo ancho y enmoquetado que, si bien tenía un cierto aire a rancio, era parte de su encanto. Mariana caminó con paso decidido hacia el final del corredor donde la puerta 213 se presentó de nuevo ante sus ojos. En su mano izquierda estaba la llave que volvería a abrir para ella no sólo una habitación sino también el rincón de su mente en el que había apartado todos aquellos recuerdos.
Al cruzar la puerta, un torbellino de sensaciones la inundó, sumergiéndola de nuevo en un mar de aguas profundas y tempestuosas dudas. Con delicadeza, comenzó a quitarse los altísimos zapatos de tacón que, atormentaban sus pies, tanto como la evocación de los acontecimientos pasados lo hacía con su alma.
Encima de la cama abrió la maleta y, con la meticulosidad que la caracterizaba, se dispusó a sacar y colocar todo lo necesario para llevar a cabo ese plan que tanto tiempo había estado fraguándose en su cabeza. Y, sin apenas darse cuenta, al volver a levantar sus ojos de tan árdua tarea, se dió cuenta de que el cielo ya comenzaba a cambiar de tonalidad, dejando paso el azul intenso a un gris ensombrecido que poco a poco se iría tornando en negro. En ese instante, se hacía necesario que Mariana dejase de lado todos los escrúpulos y, sin más dilación, su ropa cayó al suelo y con ella también cualquier rastro de piedad.
Continuará......